¿Qué tal si el almacenamiento ocupase un papel importante en nuestras vidas? ¿Y si ordenar dejase de ser visto como una faena tediosa que posponemos siempre para la semana siguiente, sino como una oportunidad para sentirse mejor… mucho mejor? Más que una tarea que nos consume tiempo y crea problemas, ordenar puede tener unos efectos beneficiosos para nuestra salud. Y para ciertas personas, es una auténtica manera de vivir…
La simple vista de una cama bien hecha…
Es ante todo una cuestión empírica: ¿quién no ha sentido una cierta satisfacción cuando ve una cama bien hecha? Vuelves a casa por la noche, estás cansado(a), nada ha ido tal y como estaba previsto, pero tienes la buena sorpresa de ver que tu casa está ordenada, limpia… ¡y que tu cama está hecha desde por la mañana!
Si quieres cambiar el mundo, empieza por hacer tu cama
Almirante William McRaven
Un interior desordenado genera estrés. Ya que nos hace pensar en toda la limpieza que deberíamos haber hecho y que una vez más vamos a posponer. Dicho de otro modo, ordenar, es poner fin a la procrastinación y romper con el sentimiento de culpabilidad que deriva de ello. Ordenando, obtienes una sensación de orgullo y alimentas tu satisfacción personal.
Hacer una elección, es renunciar a algo… ¡pero también es avanzar!
Antes de ordenar, hay que clasificar. Es el primer desafío que se presenta ante ti, y a la postre, la primera recompensa. Algunos quieren quedarse con todo, razón por la cual nunca tienen sitio… “¡Siempre puede ser útil!” Dicen. Pero el desorden no hace más que ir a peor, el desván está a rebosar, ya no se encuentra nada… Ya sean documentos, objetos o recuerdos, pon en una gran caja todo aquello que ya no quieras. Vende, dona o tira la que ya no tiene sitio en tu casa.
Te sentirás liberado(a) y podrás poner en relevancia tu ropa, cosas y objetos que tienen de verdad un interés o un significado para ti. Ordenar permite descontaminar tu apartamento y, de cierto modo, tu mente. Ten en cuenta que esta voluntad de clasificar y priorizar te será muy útil en tu vida profesional, ya sea para organizar tu escritorio o para llevar a cabo un proyecto satisfactoriamente.
Ganar tiempo y energía
Después, empieza el poner orden propiamente dicho. Cada objeto o ropa debe tener su sitio para hacerte ganar tiempo cuando los necesites. Todo el tiempo que no te pasas buscando un objeto, lo dedicas a otra cosa más enriquecedora o útil.
Ejemplos: en lugar de buscar tus gafas por toda la casa, puedes empezar a ponerte a leer. En lugar de buscar tu móvil, ya estarás al teléfono con un conocido o un cliente. En lugar de buscar tus calcetines por la mañana, tendrás tiempo para tomar el desayuno…
👉Truco para guardar la ropa: para ganar espacio y utilizar lo mejor posible tu superficie habitable, hay que crear almacenamientos verticales. Estanterías y suspensiones te ayudarán a organizar tu ropa a la vez que ganas espacio. Con un almacenamiento vertical, encontramos más fácilmente nuestra ropa; lo más útil al alcance de la mano, lo menos importante en los estantes inferiores… ¡es así de sencillo!
¡Ya no soy el dueño de mi propia casa!
Sigmund Freud decía esto sobre nuestra mente (y nuestro inconsciente):
“El yo no es dueño de su propia casa”
Tomándolo en el sentido literal, esto se aplica perfectamente al desorden que reina en nuestra casa y que nos recuerda cada día que la casa hace lo que quiere. Ordenar, es convertirse en un actor y no en una víctima de nuestro hogar. Es encontrar unas habitaciones funcionales y un modo de vida práctico y sin cargas.
Los hogares armoniosos, es decir ordenados y funcionales, son fuente de bienestar ya que se ponen a tu servicio. Mientras que los lugares desordenados sólo crean dificultades y desamparo.
👉 Truco: para ganar espacio y recuperar unas habitaciones funcionales, piensa en las fundas al vacío. ¡Te permiten almacenar y proteger tus cosas a la vez que ganas hasta un 75% de espacio!
El método Marie Kondo
El libro de Marie Kondo – La Magia del orden – es un best-seller: más de 2,3 millones de libros vendidos en todo el mundo. De lectura muy agradable, el libro de esta coach en organización te ayuda a crear la casa de tus sueños. Antes de clasificar y de ordenar, conviene realizar un poquito de introspección: ¿Qué interior de casa quieres tener? ¿Cuál será tu estilo? Reflexionar con sinceridad a estas preguntas cambia totalmente la situación.
“Conserva únicamente los objetos que te generen alegría”
Marie Kondo
Ordenar ya no es una simple tarea redundante y que te consume tiempo sino la oportunidad de repensar tu casa y crear un lugar de vida a tu imagen y semejanza. La sensación de realización personal que sentirás será más que beneficiosa.
¡El orden es un nuevo comienzo! Consulta nuestro artículo sobre el método Konmari: Ordenar bien para vivir mejor
Un modo de vida saludable…
La clasificación y el orden no están reservados al hogar. Puedes también aplicar el principio del minimalismo a tus proyectos profesionales y personales: clasifica en tus proyectos, comienza por llevar a cabo lo esencial y deja el resto de lado. Solamente se es eficaz cuando uno se focaliza y libera su mente frente a las distracciones.
El desorden en el imaginario colectivo…
El desorden está asociado a unas emociones y a unas imágenes negativas. Cuando uno piensa en el desorden, uno imagina fácilmente un espacio reducido, sucio y abarrotado. El sótano y el desván son los lugares que mejor personifican el “caos”. El polvo se acumula ahí, los insectos y la humedad roen la madera y las paredes… El imaginario colectivo asocia estos lugares con la angustia, el miedo, lo mórbido… Son unos decorados omnipresentes en las películas de miedo y en las novelas fantásticas.
El orden y la limpieza son, por el contrario, sinónimos de harmonía, espacios abiertos y limpios, calor y alegría.
Conclusión: la verdadera tarea que consume tiempo no es pues ordenar sino el “revoltijo”. Todo el tiempo que gastes en ordenar, ya no lo perderás más en fútiles búsquedas. Sabrás exactamente dónde se encuentra cada ropa, libro, objeto, documento o recuerdo… ¡tantos elementos que son realmente importantes para ti!
Mantener el orden o gestionar la urgencia del desorden, tal es la cuestión.