Bufandas, abrigos, jerséis de lana… Si el cambio de estación es evidente en cuanto a la ropa, a la hora de cambiar la casa al modo “invierno” lo debe ser mucho más. Con la llegada de las primeras bajadas de temperatura, sentimos imperiosamente el deseo de tener un hogar cálido y acogedor.
Aquí, habitación por habitación, te damos algunos consejos que, sin dispararte la factura de la luz, te ayudarán a transformar tu casa poco a poco para afrontar el invierno en las mejores condiciones posibles.
Comodidad desde la entrada

A la derecha: © Historiska Hem – historiskahem.se – @historiskahem
Quien dice mal tiempo dice viento, lluvia y zapatos embarrados o mojados. Además de un buen felpudo, prepara un banco, una silla o un taburete para descalzarte nada más llegar a casa. Así como un zapatero para organizar rápidamente los pares de zapatos de toda la familia. Ten en cuenta también los abrigos, chaquetas e impermeables que necesitas para poder guardar sin ensuciar: un perchero o un mueble guardarropa son perfectos para agruparlos y hacer que el recibidor sea bonito y acogedor. En cuanto a los guantes, bufandas y gorros imprescindibles, adquirirán un aspecto completamente nuevo si los guardas por categorías en cestas visualmente atractivas. Por último, ¡no te olvides del espejo para comprobar tu aspecto antes de salir!
Un salón acogedor donde relajarte

Durante todo el invierno, el sofá será el refugio imprescindible de la familia. Por lo tanto, debe ser lo más acogedor posible. Además de las mantas supersuaves que harán que las noches de sofá y película en casa sean realmente cómodas, multiplica los cojines que te permitirán tener buena postura, la cabeza y la espalda bien rectas. Elige materiales suaves y lanosos, así como colores cálidos que evoquen la naturaleza: ¡menos mal que los colores otoñales están de moda ahora! Diviértete mezclando estos tonos con otros para crear una hermosa armonía. Si tienes la suerte de tener una chimenea, almacena troncos y colócalos en una canasta grande. Añade velas que compensen la falta de luz natural y verás que dan un toque mágico a la casa.
Una habitación en la que te sientas bien

Mundialmente conocido como el lugar de descanso por excelencia, el dormitorio merece el máximo confort. Pero ojo, esto no es motivo para apurar al máximo la calefacción porque, como bien se sabe, dormimos mucho mejor cuando la temperatura no supera los 18°. En su lugar, regálate un buen edredón cálido o un edredón de 4 estaciones que puedas aligerar en primavera. Si tienes mucho frío, elige ropa de cama de franela y un algodón esmerilado que evita el efecto helado cuando te acuestas. Lo mismo ocurre con la ropa de dormir de franela, que no es necesariamente sexy, pero sí que es mucho más acogedora que el algodón. Lo ideal es también superponer sobre la cama distintos grosores de edredón y mantas. Pon varias almohadas encima de la cama creando combinaciones de colores relajantes y tu dormitorio ganará en comodidad para leer u holgazanear. También son muy útiles las mantas pequeñas para tapar los pies al final de la cama y las lámparas de noche a ambos lados que den una iluminación tenue.
En cuanto a la habitación de los niños, elige colores cálidos y materiales naturales para amueblarla y almacenar sus juguetes con cuidado.

A la derecha: © Alvhem – alvhem.com – @alvhem
Un baño cómodo y bien equipado

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Esta es una habitación de la casa en la que, en invierno, queremos pasar calor. Los radiadores toalleros son bienvenidos, algunos incluso están equipados con un ventilador con termostato que aumenta la temperatura. Otros son móviles y se pueden instalar donde quieras como cualquier calentador auxiliar. Multiplica las alfombras mullidas que te impedirán estar en contacto directo con el suelo y helarte los pies. Y para evitar contorsiones dentro y fuera de la ducha, pon estantes en la pared y ganchos al alcance de la mano. Así, sin resfriarte, todo lo que tienes que hacer al terminar de ducharte es estirar la mano para agarrar la toalla o el albornoz. Si prefieres los baños, regálate momentos de puro relax con unas velas aromáticas y tu playlist favorita.
Una cocina que invite a la convivencia

Es un hecho, en casa no comemos los mismos platos en invierno que en verano. La sopa, los guisos y las bebidas calientes como el té, el café o las infusiones protagonizan los días fríos. ¡Sin olvidarnos de los crepes o los churros con chocolate caliente, que siempre ponen de buen humor! También puedes atreverte con ensaladas que combinen verduras y frutas, endibias con peras y nueces o canónigos con remolacha y naranjas para darle a tu cocina un toque gourmet y reconfortante. Al involucrar a toda la familia en la preparación de las comidas o en la creación de nuevas recetas, compartiréis buenos momentos juntos y disfrutaréis aún más a la hora de comer en casa.
Finalmente, si quieres que tu cocina sea realmente cálida y acogedora, trátala como un espacio habitable en lugar de un laboratorio desinfectado. Es la mejor manera de abrir el apetito y que te entren ganas de cocinar. Exponiendo la fruta en un plato siempre a mano, guardando la comida en tarros sobre un aparador o estantería o poniendo los utensilios en un tarro cerca del fuego, le darás vida a la cocina. Además, para personalizarla, nada impide decorar las paredes con fotos o cuadros que evoquen la naturaleza o que estén relacionados con la comida.

A la derecha: © Entrance –entrancemakleri.se – @entrancemakleri
Sí, nunca nos cansaremos de repetirlo, para calentar una casa, la calefacción no es suficiente. Al asegurar la suavidad de la iluminación y el confort de cada habitación, depende de ti crear un universo que se parezca a ti y en el que te sientas perfectamente a gusto, incluso en pleno invierno cuando el cielo está gris y las temperaturas empiezan a bajar.
